Entonces, te ofrecían alguna perra y si no había no cobrabas ni un duro.
Jugabas porque te gustaba, porque por los dineros que te daban no hubieras dado ni un paso ni medio.
Mariano Gómez fue el que se encargó de organizar aquello.
Hacíamos como un tipo de cooperativa y cada partido nos ponían puntos.
No cobramos ninguna perra durante toda la temporada y el dinero se guardaba.
Si había tres perragordas, al final de temporada se dividía por los puntos que habías jugado.
Si un punto valía cinco pesetas, el que tenía veinte cobraba cien.
Entonces fue cuando empezamos a jugar todos de aquí. Fue cuando se empezó a funcionar bien y se hizo un equipo muy bueno.
Aquel equipo nos duró, por lo menos, cinco o seis temporadas y funcionando muy bien.